Durante las cinco audiencias, diferentes profesionales de la criminología aportaron datos y pruebas sobre el ataque que sufrió el joven. Por parte de los acusados, uno decidió romper el silencio.
Este viernes culminó la segunda semana del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa en un boliche de Villa Gesell en enero del 2020 y que tiene como principales sospechosos a un grupo de 8 rugbiers.
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Si bien la primera semana se vio envuelta en declaraciones de familiares y testigos claves para la causa, en esta segunda semana se mostraron pruebas más técnicas: videos, fotos, reconocimientos faciales, investigaciones del crimen por parte de profesionales, diagnósticos de los médicos que atendieron a Fernando se vio durante las cinco jornadas.
Sin embargo, el detalle más relevante fue la fisura dentro del pacto de silencio que los rugbiers mantenían desde el día del crimen, ya que Luciano Pertossi decidió romper el silencio para defenderse: "Yo no estaba ahí".
La jornada comenzó con el testimonio de Carolina Giribaldi Larrosa, médica generalista que acudió al lugar del ataque para atender a Fernando. Allí confirmó que la víctima no tenía signos vitales: "No hay posibilidad que sobreviva un paciente a la hemorragia cerebral masiva que tuvo Fernando. Esto generó un paro cardiorrespiratorio irreversible. No había estímulo".
Durante la primera jornada de la segunda semana continuó el relato de Diego Duarte, médico forense que le practicó la autopsia a Fernando. En su declaración se mostraron las fotografías del análisis y explicó que "murió producto de un traumatismo grave de cráneo producto de múltiples golpes. No fue solo un golpe, es una sumatoria de todas las lesiones que tuvo en diversos órganos".
Además, especificó que “nunca vi algo semejante, no había forma de salvarlo. El paciente sufrió daño en todo el sistema nervioso central, tanto cerebro, cerebelo, tronco cerebral, no hay una lesión única, son múltiples... La verdad que es muy fuerte siendo padre”.
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El segundo día de la segunda semana fue clave, ya que un perito de la PFA mostró los chats que hubo entre los rugbiers antes y después del crimen. Entre ellos se destacan los mensajes que se sustrajeron de los celulares de: Matías Benicelli, Juan Pedro Guarino, Ciro y Lucas Pertossi y Blas Cinalli.
Entre los chats los más elocuentes y que ponen en jaque el ataque son: “Nos peleamos, ganamos contra unos chetos, los rompimos. Nos vamos al centro a premiar”, “yo lo único que quiero es tomar un vino y fumar flores”, “chicos no se cuenta nada de esto a nadie”.
La perito María Eugenia Cariac confirmó en su declaración frente al Tribunal que la huella en la cara de Fernando Báez Sosa fue realizada con la zapatilla que utilizó Máximo Thomsen aquella madrugada.
"La zapatilla de marca Cyclone que tenía un diseño "zigzag"", destacó la perito que, durante su testimonio, mostró varias imágenes de la víctima en las que se veían los rastros del calzado, sobre todo en el maxilar inferior, en la región izquierda y la región lateral izquierda del cuello.
Desde un comienzo dicha zapatilla fue protagonista de diversos escenarios. El primero porque fue el calzado con el que Thomsen, se confirmó durante el juicio, acusó a Pablo Ventura como dueño de la misma.
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El miércoles 11 de enero fue el turno de los peritos que hicieron investigaciones en las prendas de los acusados. Se constató que se incautaron más de 50 prendas de los acusados y que al menos diez presentaron manchas hepáticas.
A su vez confirmaron que Fernando no tenía alta graduación alcohólica al momento del ataque y asesinato: “Se recibieron tres muestras de sangre de la víctima, en correctas condiciones. Se peritó una sola de ellas y dio positivo de alcoholemia con 0,7 gramos por litro y negativo el análisis toxicológico".
Ese día y al haberse tratado de una corta jornada, los rugbiers recibieron a sus familiares en el Penal de Dolores. En un encuentro que duró dos horas los acusados recibieron ropa y comida.
La audiencia del jueves tuvo muchos hilos importantes para la causa. Al comienzo declararon cuatro peritos de la PFA especialistas en análisis facial y que permitieron ponerle nombre a cada una de las personas que aparecían en los videos.
Con esta investigación se pudo colocar en donde estaba cada uno de los acusados al momento del asesinato de Fernando: “De las tres cámaras del boliche Le Brique, la de la cocina reunía las mejores condiciones para cotejo facial y para la vestimenta. Este evento fue el disparador para el resto de las cotejaciones”, explicaron. Se corroboró que se identificó a siete de los rugbiers pegándole a Fernando en el piso.
Aun así, la jornada dio un giro 360 cuando uno de los acusados, Luciano Pertossi, decidió declarar y “fisurar” el pacto de silencio. Se constató que, en todo momento durante la proyección de los videos, en donde se confirmó su presencia en el ataque, estaba nervioso por lo que se paró, habló con su abogado Hugo Tomei y luego pidió la palabra.
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"Quiero aclarar algo, ¿lo hago? yo no estaba ahí", comenzó la defensa del joven. "Deducí que decían que yo venía de ese lado, yo no estaba ahí", continuó su declaración el joven. De forma inmediata el fiscal le preguntó: "¿Dónde estaba?" a lo que Luciano respondió "No voy a responder".
Ante la reiteración de la pregunta, el joven sostuvo "no voy a responder". Una vez más el Fiscal le consultó: “¿Quién es la persona de negro que está atrás del auto?” a lo que Pertossi manifestó: “No quiero responder ninguna otra pregunta, no se esfuercen porque no voy a responder más nada”.
Después del cuarto intermedio impuesto por el Tribunal continuó el relato de un amigo de Pablo Ventura que puso en situación cómo vivían los rugbiers en Zárate.
Por último, se dieron testimonio dos bomberos voluntarios que asistieron a Fernando en el lugar del ataque, frente a Le Brique. Allí ratificaron que la víctima no tenía signos vitales desde hace tiempo.
Luego, finalizó la jornada con el relato de Pablo Zapata de 38 años que en 2019 denunció la agresión y robo de su moto por parte de Lucas Pertossi.